Controlador aéreo

 

La historia de la profesión de controlador aéreo va, como es natural, ligada a la historia de la aviación comercial, por lo que ambas nacieron en la primera década del siglo XX.

Con la aparición y puesta en marcha de los primeros aeródromos, se vió la necesidad de informar a los pilotos de las aeronaves de las condiciones de la pista, las dirección del viento y la existencia de otros aviones o vehículos en la zona por medio de banderas, haces de luz o radio. Al incrementarse rápidamente este tráfico, las necesidades aumentaron. Los operadores de tierra ya no podían limitarse a dar este tipo de información a los pilotos, era necesario dar instrucciones a los aviones que aterrizaban y despegaban para evitar posibles colisiones. Este es el comienzo de la historia del control de tránsito aéreo. Desde entonces la figura del controlador aéreo se ha hecho imprescindible en el mundo que conocemos.

La aviación comercial, y junto a ella la profesión de controlador aéreo, ha cambiado mucho desde el siglo pasado. Los avances tecnológicos han permitido mejorar la seguridad, han hecho evolucionar mucho la aviación y por supuesto, han hecho que las personas que opten a ser controlador aéreo deban preparase a fondo con un buen curso controlador aéreo, que les permita obtener todos los conocimientos necesarios para desempeñar uno de los trabajos más difíciles, necesarios, pero también uno de los mejor pagados que existen, porque hay que reconocer que el sueldo de controlador aéreo es bastante tentador, aunque merecido, atendiendonos a lo exigente del puesto.

Por lo que hace a la tecnología, en 2010 en España se contempló la automatización de los sistemas de control aéreo en aeropuertos con menos de cincuenta operaciones diarias. Sin embargo, y a pesar de lo que esto pudiera parecer, la posibilidad de automatizar los procesos no supone ni a medio, ni a largo plazo, un riesgo para la profesión. De hecho, la falta de personal para el manejo del control aéreo ante el exponencial crecimiento de la aviación comercial es algo que viene preocupando a las compañías de aerolíneas desde hace unos años.

En 2016 las aerolíneas de todo el mundo ya dieron la voz de alarma, preocupadas porque la falta de controladores aéreos pudiera repercutir de forma negativa ante sus planes de expansión para las próximas dos décadas.

 

Para el 2036 la previsión es la de  duplicar la flota de aviones comerciales, cuando el número de pasajeros aéreos ronde los 7.000 millones. Lo que convierte a la profesión de controlador aéreo en una apuesta de futuro.

 

La solución tecnológica de automatización del control aéreo que se impulsó en España en 2010 sólo es segura en aeropuertos con escasa densidad de vuelos, por lo que las empresas tecnológicas se están esforzando en desarrollar tecnologías que, más que enfocadas en sustituir al profesional del control del tráfico aéreo, le permita ampliar sus capacidades y rango de acción. De este modo el factor humano sigue siendo necesario, pero cada vez serán necesarias personas más capacitadas para controlar estas tecnologías.

La escasez de controladores de tráfico aéreo es un hecho que se está notando varios países, especialmente es España. Las plantillas de los aeropuertos se están viendo mermadas y no están surgiendo nuevos profesionales altamente cualificados y preparados para dar el relevo. Mientras, el tráfico aéreo sigue creciendo de forma inexorable, y no parece que vaya a parar. O sí, ya que la falta de estos profesionales puede ocasionar lo que muchas personas relacionadas con la industria de la aviación temen: que se frene la expansión de la aviación comercial, y junto con ella, el desarrollo económico de los muchos países. Porque esto no afectaría tan sólo a España, que tiene varios de los aeropuertos más importantes de Europa e incluso a nivel mundial, gracias al turismo. Muchas economías emergentes pueden verse afectadas a causa de este parón. Y a pesar de todo, la plantilla de controladores aéreos en España lleva 10 años sin renovarse.

 

Lo que es obvio es que si ya a día de hoy existe una escasez, a medida que crezca el tráfico y que se abran más aeropuertos y rutas, el problema se va a ver agravado. Según el Centro para la Aviación CAPA, una consultora con sede en Sydney, existen en todo el mundo proyectos para reconstruir o construir nuevos aeródromos que superan los 900.000 millones de dólares (798.000 M €). Esto quiere decir que para el año 2030, el mundo necesitará otros 40.000 controladores de tráfico aéreo para manejar esos vuelos, o al menos así lo afirma según la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI).

De igual modo, existe una gran demanda mundial de equipos de gestión de vuelo, y se ha entrado en la paradoja de que el crecimiento de las flotas y las rutas es más veloz que la capacidad que tienen las autoridades aeroportuarias para mantenerse al día. Eso provoca un desfase entre la planificación del crecimiento las aerolíneas y la planificación del crecimiento  del control del tráfico aéreo.

De todos modos, empresas como Saab y Thales ya llevan algunos años haciendo experimentos con resultados exitosos, que ofrecen soluciones que ayudan a paliar el problema de la falta de controladores aéreos. De este modo un sólo controlador puede gestionar forma remota varios aeropuertos utilizando torres cargadas con cámaras y sensores con vista a las pistas que cubren 360 grados y envían vídeo y sonido de alta definición a un centro de control remoto.

Uno de los lugares donde se realizó el experimento fué en el Aeropuerto Internacional de Örnsköldsvik de Suecia, en el que la tecnología permite que los aviones sean monitoreados y guiados por controladores situados a más de 100 kilómetros al suroeste, en el Aeropuerto de Sundsvall-Timra. Se trataba del primer sistema remoto instalado en el mundo .

También Australia probó la torre remota de Saab en Alice Springs. El control aéreo se realizó desde una torre de control que se encontraba a 1.500 kilómetros al sur de Adelaida. Airservices Australia, la entidad gubernamental de navegación aérea que da empleo a más de 1.000 controladores, afirmó tras el experimento tendría en consideración "una evaluación adicional y el despliegue potencial de este tipo de tecnología."

Todas estas tecnologías podrán aliviar la presión del aumento del tráfico aéreo, pero es indudable que la formación de nuevos profesionales cualificados es la vía a seguir. Ser controlador aéreo puede ser muy estresante, pero también se trata de un trabajo apasionante y en el que se forma parte de un colectivo que tuvo que superar las barreras de los idiomas y los países para aportar al mundo mayor conectividad y seguridad. Un curso de controlador aéreo es todo lo que hace falta para formar parte de una de las profesiones más demandadas, y siendo sinceros, ¿Quién no desearía tener el “sueldo controlador aéreo” a día de hoy?